Benedicto XVI. Oremos por su alma y aprendamos

En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que sus palabras no pasarán (cf Mc, 13, 31), para entrar en la íntima comunión con Él que nadie podrá quitarnos (cf Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que nos falla, a la vida eterna. (Mensaje para la Cuaresma 2011) #

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