Benedicto XVI. Oremos por su alma y aprendamos
El santo es aquél que está tan fascinado por la belleza de Dios, y por su Verdad perfecta, que es progresivamente transformado. Por esta belleza y esta verdad está dispuesto a renunciar a todo, incluso a sí mismo. Le basta el amor de Dios (Asamblea Misionera 23/10/2005) #
0 comentarios:
Publicar un comentario