Benedicto XVI. Oremos por su alma y aprendamos
Digan lo que digan algunos teólogos superficiales, el Diablo es para la fe cristiana, una presencia misteriosa pero real, no únicamente simbólica sino personal. Es una realidad poderosa. Una maléfica libertad sobrehumana opuesta a la de Dios. (Entrevista de Messori 1984) #
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