Benedicto XVI. Oremos por su alma y aprendamos
Nuestros pensamientos no deben divagar por las preocupaciones y las expectativas de nuestra vida diaria; los sentidos no deben verse atraídos hacia lo que allí, en el interior de la Iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos. (Homilía, 5-4-07) #
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