Benedicto XVI. Oremos por su alma y aprendamos
El maligno intenta siempre arruinar la obra de Dios, sembrando división en el corazón humano, entre cuerpo y alma, entre el hombre y Dios, y también entre el hombre y la creación. El maligno siembra guerra; Dios crea paz. (Ángelus, 22/7/12) #
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